CARACTERÍSTICAS
- Resistir temperaturas elevadas. Imagina que estás manejando a 100 kilómetros por hora y debes frenar bruscamente; eso hace que el líquido interno eleve su temperatura a unos 160 ° C. Si no resiste dicha temperatura, se evapora. El problema es que el vapor se puede comprimir y ya no llega la fuerza al sistema de frenado.
- Ser incompresible. Debe ser capaz de mantener el mismo volumen bajo presión, sin comprimirse. Cuando el líquido está contenido herméticamente y es sometido a presión, el sistema de frenado aprovecha esa fuerza para accionar los componentes mecánicos (discos o tambores), detener el movimiento de las ruedas Y. por ende, del vehículo.
- El líquido de frenos absorbe fácilmente la humedad y el agua (es higroscópico), disminuyendo drásticamente la capacidad de frenado. Por este motivo, se recomienda mantener bien sellado el depósito y los envases del líquido de frenos.
CÓMO SE CLASIFICA
Actualmente los líquidos de frenos son clasificados por el organismo internacional DOT [Departamento de Transporte, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos.
DOT clasifica a estos productos por números: DOT3 y DOT4. La principal diferencia entre ellos es que el DOT4 resiste más temperatura (mínimo 230 ° C) que el DOT3 (205 ° C).
En México, se desarrolló una Norma Oficial Mexicana (NOM113), la cual los clasifica en LF3 y LF4, siguiendo los mismos parámetros de resistencia de temperatura que DOT.
CÓMO ELEGIR EL CORRECTO
Si quieres proteger un servicio ligero, puedes utilizar LPF3 o DOT3, pero si se trata de un servicio severo, debes elegir LPF4 o DOT4, Sin embargo, es importante señalar que ambas nomenclaturas son compatibles.
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